El movimiento de los trompos y los armonógrafos dibuja espirales que me ayudan a entender los huracanes como sistemas armónicos que generan caos. Me interesa esa contradicción entre la propia armonía interna del fenómeno natural y el desastre que causa en nuestras vidas, porque evidencia la relatividad.
Los huracanes se configuran como protagónicos en los procesos climáticos que afectan a la región y destruyen las cosechas; eso es una paradoja, considerando que el cambio climático inició cuando nuestra especie aprendió a controlar la naturaleza, mediante la agricultura.
Pero hay otras catástrofes que no son antropogénicas, como los terremotos, que también son parte de mi vivencia y de mis miedos. Hay un terremoto latente en mi psiquis, anunciado por los geólogos para hace una década. Y hay muchos terremotos figurados en mi historia, muchos cambios sociales que recurrentemente nos desestabilizan, nos causan dolor y vuelven mas resistentes a quienes sobrevivimos.
Los oloides son volúmenes geométricos cuya superficie total entra en contacto con el plano sobre el que se mueve. Su recorrido parece bamboleante. Me recuerdan a la vida cuando ha sido sacudida por la tragedia.